¿Alguna vez te has parado a pensar que el ser humano tiene la capacidad de crear y personificar entidades no siempre objetivas? El mercado laboral, el mercado financiero y algunos otros ejemplos que puedes recordar son parte de este caso. ¿Y cuándo se generaliza todo un grupo? ¿Todo un pueblo? Como decía: ¡el brasileño no sabe votar! ¡El europeo discrimina a los inmigrantes! En fin … son ejemplos de lo que el filósofo estadounidense George Mead llama “el otro generalizado”.

“La actitud del otro generalizado es la actitud de la comunidad en su conjunto. Así, por ejemplo, en el caso del grupo social que es un equipo de jugadores de pelota, es el equipo el que es el otro generalizado, siempre que participe, como proceso organizado o actividad social, en la experiencia de cada uno de ellos. los miembros individuales ”, comenta Mead.

Hay características de personalidad que el “yo” puede dar a grupos o sociedades, pero que son ficticias, representaciones de uno mismo sobre los demás. Tales nociones comunican el alma y los sentimientos a través de la perspectiva de uno mismo. Nótese que estos breves ejemplos comentados aquí son formas estereotipadas e imaginarias, no se ven como hechos ni contienen evidencia científica.

La soberanía total sobre el territorio del “yo” sería imposible ya que siempre comparte fronteras con el otro. En nuestros propios ojos tenemos la visión del otro, incluso la lengua fue prefabricada por muchos que precedieron a nuestra llegada. Reflexiones como esta delinearon los caminos que dieron lugar a la teoría del Ágora, mostrando precisamente este punto del carácter inseparable del otro en las consideraciones de nosotros mismos.